Simón Bolívar

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (Caracas, 24 de julio de 1783-Santa Marta, 17 de diciembre de 1830), más conocido como Simón Bolívar fue un militar y político venezolano, fundador de las repúblicas de la Gran Colombia y Bolivia. Fue una de las figuras más destacadas de la emancipación hispanoamericana frente al Imperio español. Contribuyó a inspirar y concretar de manera decisiva la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

En 1813 le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela, que, tras serle ratificado en Caracas ese mismo año, quedó asociado a su nombre.​ Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era «el hombre de las dificultades» en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.

Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el Hombre de América y una figura de la historia universal, ya que dejó un legado político en varios países latinoamericanos, algunos de los cuales lo han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas, monumentos, parques, plazas, etc. Sus ideas dieron origen a la corriente política denominada bolivarianismo.

Genealogía

Armas del linaje americano Bolívar, ostentadas por el municipio de Ciudad Bolívar (Colombia).

El padre de Simón Bolívar, Juan Vicente Bolívar y Ponte-Andrade, y su madre, María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a la aristocracia caraqueña. Cuando se casaron en el año 1773 había una gran diferencia de edad entre ambos cónyuges, Juan Vicente tenía 47 años en ese momento y Concepción 15 años. Tuvieron cuatro hijos más, tres de ellos, mayores que Simón y una menor, cuyos nombres fueron María Antonia, Juana Nepomucena, Juan Vicente y María del Carmen (esta última murió a poco tiempo de nacer).

La familia Bolívar provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en Vizcaya (País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina. Además de esta ascendencia vasca, hay que destacar su origen gallego, ya que su tatarabuelo, Jacinto de Ponte y Andrade, era oriundo de Santiago de Compostela.​ A mayores, y ya desde los inicios de la colonia sus miembros realizaron acciones destacadas en Venezuela.

El primero de los Bolívar en arribar a Venezuela fue el vizcaíno Simón de Bolívar, el cual, junto con su hijo Simón de Bolívar y Castro (nacido en Santo Domingo, Higüey, actual República Dominicana, de quien Bolívar era chozno),7​ llegó a Caracas treinta años después de la fundación de la ciudad, hacia 1589, y por tener el mismo nombre se les distinguió como Simón de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.

Bolívar el Viejo destacó como contador real, por privilegio especial del rey Felipe II, quien en el título de nombramiento le reiteraba su amplia confianza como velador de la Real Hacienda, cargo que ejercieron tanto él como posteriormente su hijo, en Margarita y Caracas.

Fue, además, procurador general de las ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo ante la Corte española entre 1590 y 1593, para informar al rey Felipe sobre el estado de la provincia y pedirle ciertas mejoras, exenciones de impuestos y privilegios que facilitaran el desarrollo de la misma.

Entre sus logros para Caracas está el haber gestionado en el Consejo de Indias la concesión real del escudo que aún conserva, junto con el título de Muy noble y leal ciudad.

Con el tiempo los Bolívar se unieron en matrimonio con las familias de los primeros pobladores de Venezuela y alcanzaron rangos y distinciones tales como las de regidor, Alférez Real y gestionaron los títulos nobiliarios de marqués de Bolívar y vizconde de Cocorote, asociado con la cesión de las Minas de Cocorote y la facultad de administrar el señorío de Aroa, conocido por la riqueza de sus minas de cobre (estos títulos, sin embargo, no llegaron a concederse).

En cuanto a la familia Palacios, estos eran oriundos de la zona de Miranda de Ebro, actual provincia de Burgos, en España. El primero de los Palacios en llegar a Venezuela fue José Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Ortiz de Zárate, natural de Miranda de Ebro en 1647, que falleció en Caracas en 1703. El resto de los descendientes se unieron en matrimonio con otras familias aristocráticas y alcanzaron los puestos de alcalde, regidor, procurador, entre otros. Dos generaciones después de José Palacios nacería María de la Concepción Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Blanco, hija de Feliciano Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Gil de Arratia y de Francisca Blanco de Herrera, descendiente de algunas familias canarias establecidas en Venezuela.​ Ella fue la madre de Simón Bolívar.

Infancia y juventud

Simón, de la estirpe vasca de los Bolívar-Jauregui, nació en la noche del 24 al 25 de julio de 1783 en una casa solariega ubicada en la plaza San Jacinto de Caracas.​ Fue bautizado el 30 de julio de 1783, en la catedral de Caracas, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, por el doctor Juan Félix Jerez de Aristeguieta, su primo hermano quien, de acuerdo con Juan Vicente, padre del niño, le puso el nombre de Simón.

Infancia de Bolívar

Casa Natal del Libertador Simón Bolívar en Caracas.

En enero de 1786, cuando Simón contaba dos años de edad, su padre murió de tuberculosis, y así Concepción quedó como cabeza de familia, velando eficientemente por los intereses de la familia hasta su muerte.

Sin embargo, las responsabilidades hicieron que su salud, también enferma de tuberculosis, decayera rápidamente y, según la opinión de médicos historiadores, es posible que ya entonces Bolívar sufriera la primo-infección tuberculosa con un tipo de tuberculosis que pasa inadvertida mientras las defensas corporales son favorables. Una acotación muy importante es que el segundo nombre de Simón Bolívar (Santísima Trinidad) viene de la capilla en la que fue bautizado, que tiene ese mismo nombre, capilla que además era propiedad de su familia Bolívar y Palacios.

Concepción murió el 6 de julio de 1792, cuando Simón tenía nueve años, pero tomando la precaución de hacer un testamento en el que dispuso quién debería hacerse cargo de sus hijos.

Los hermanos Bolívar pasaron entonces a la custodia de su abuelo, Feliciano Palacios, que cuando asumió el papel de tutor se sentía tan enfermo que empezó a preparar también su testamento para designar un sustituto como tutor de sus nietos y decidió pedir opinión a estos para respetar su voluntad.

Retrato de Simón Bolívar a la edad de 17 años. Pintura hecha en 1801, momento en que Bolívar tuvo esta edad.

Simón fue confiado a Esteban Palacios y Blanco, uno de sus tíos maternos, pero como este se encontraba en España permaneció bajo la custodia de Carlos Palacios y Blanco, otro de sus tíos, que por lo visto era un hombre con el que no se llevaba bien y que era tosco, de carácter duro, mentalidad estrecha, que se ausentaba frecuentemente de Caracas para atender sus propiedades y que por lo tanto solía dejar a su sobrino atendido por la servidumbre y asistiendo por su cuenta a la Escuela Pública de Caracas.

Las referencias que dejó Bolívar en su correspondencia hacen suponer que su infancia fue dichosa, feliz, segura, rodeada de sólidos afectos y gratos recuerdos con parientes destacados e influyentes dentro de un ambiente aristocrático y en general, dentro de un ambiente que le brindó equilibrio emocional, cariño y afecto.

En este sentido existen algunas anécdotas que se popularizaron en Venezuela que presentaban a Bolívar como un niño turbulento debido a que los escritores románticos consideraron indispensable atribuirle una niñez indómita creyendo, según la moda de la época, que no podía salir un hombre excepcional de un niño normal pero se ha demostrado que esas anécdotas fueron inventadas e introducidas en los relatos de historia por Arístides Rojas, considerado un excelente narrador pero que usó a menudo su imaginación a falta de documentos que demostraran la veracidad de sus relatos.

Bolívar a la edad de 20 años. Pintura hecha en 1804, momento en que Bolívar tuvo esta edad.

Educacion

La trayectoria escolar de Bolívar no fue muy brillante como alumno de la Escuela Pública, institución administrada por el Cabildo de Caracas que funcionaba de forma deficiente debido a la carencia de recursos y organización.

En aquel entonces, Simón Rodríguez era maestro de Bolívar en esta escuela y Carlos, pensaba enviarle a vivir con él porque no podía atenderlo personalmente y las protestas de su sobrina María Antonia sobre la educación y atenciones que recibía su hermano eran frecuentes.

Ante la perspectiva de vivir con su maestro, Simón escapó de la casa de su tío el 23 de julio de 1795, para refugiarse en la de su hermana María Antonia, que ejerció su custodia temporal, hasta que se resolvió el litigio judicial en la Real Audiencia de Caracas que devolvió a Carlos la custodia de Simón.

Simón trató de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un esclavo hasta la vivienda de su maestro.

Una vez allí, las condiciones en las que vivía con el maestro Rodríguez no eran las ideales, pues tenía que compartir el espacio con 20 personas en una casa no apta para ello, y por esto Simón escapó de allí un par de veces, en las que terminó volviendo por orden de los tribunales.

A pesar de las dificultades, la relación maestro-alumno fue fructífera y reveladora para ambos. El aprendizaje fue mutuo. Bolívar llamó a Rodríguez "El Sócrates de Caracas" y "filósofo cosmopolita". La profunda admiración que sintiera Bolívar por su maestro quedó documentada en una carta del 19 de enero de 1824, dónde ya con el título de Libertador, comienza diciendo: "Oh mi Maestro" y prosigue más adelante: "Sin duda es usted el hombre mas extraordinario del mundo". Temas de conversación entre Rodríguez y Bolívar no se conocen de primera mano ni documentalmente. Mas cuando Rodríguez tenía 33 años y Bolívar de 21, maestro el primero, díscípulo el segundo, aquel escribió "aseguro que fui discípulo, pues por adivinación él sabía más que yo por meditación y estudio"​.

Al poco tiempo, Rodríguez renunció a su cargo de maestro para irse a Europa y la Real Audiencia de Caracas determinó que Simón fuera trasladado a la Academia de Matemáticas, dirigida por el padre Andújar y que funcionaba en casa de su tío Carlos. La amistad entre los dos perduró por siempre.

Al parecer, en esta academia la formación de Bolívar mejoró notablemente en calidad y cantidad, y fue complementada con lecciones de Historia y Cosmografía impartidas por Andrés Bello hasta su ingreso en el Batallón de Milicias de blancos de los Valles de Aragua el 14 de enero de 1797.

Existe la falsa idea de que entre 1793 y 1795, estuvo inscrito en el Colegio Real de Sorèze en el Sur de Francia, en el departamento del Tarn.

Matrimonio

La Casa del Vínculo y del Retorno, en Caracas, donde vivió el matrimonio Bolívar desde julio de 1802 hasta enero de 1803.

Casa que hospedó a Simón Bolívar durante su estancia en Bilbao entre marzo de 1801 y abril de 1802.

Bolívar fue enviado a España a los 16 años para continuar sus estudios. En Madrid en 1800 conoció a la joven María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, En agosto de 1800 María Teresa aceptó el noviazgo con Simón Bolívar, y contrajeron matrimonio el 26 de mayo de 1802,​ en la desaparecida iglesia de San José que estuvo en la esquina de la calle Libertad con la calle de Gravina (y en ocasiones confundida con el templo del mismo nombre situado en la calle de Alcalá donde fue transferida la Parroquia de San José en 1838);​ Bolívar tenía 19 años y María Teresa 21. Al cabo de unos 20 días se trasladaron a La Coruña.

El 15 de junio de 1802 partieron los recién casados hacia Caracas, desembarcando el 12 de julio en La Guaira. Después de una corta estadía en Caracas, en la Casa del Vínculo y del Retorno, ubicada en una esquina que daba a la Plaza Mayor de Caracas, hoy Plaza Bolívar, se trasladaron a la "Casa Grande" del ingenio Bolívar en San Mateo. María Teresa enfermó poco después de «fiebres malignas» —hoy día identificadas indistintamente como fiebre amarilla o paludismo— por lo que el matrimonio regresó a su Casa del Vínculo, en Caracas, donde ella murió el 22 de enero de 1803.

El joven Bolívar se dedicó a viajar, transido de dolor, para mitigar la pena que le causó el fallecimiento de su esposa. Fue en este estado de ánimo cuando juró no volver a casarse jamás.

Segundo viaje a Europa

Bolívar se casa con María Teresa del Toro en 1802.

En el mismo año de la muerte de su esposa viajó a París. Allí reencuentra a su antiguo maestro Simón Rodríguez. Este último logra encauzar la desesperación sentida por Bolívar tras la muerte de María Teresa hacia la política y la causa de la libertad de su patria. No en balde Bolívar siempre verá a la muerte de su esposa como el momento decisivo de su vida que lo transmutará en un hombre público llamado a un destino mayor. Simón Rodríguez también lo orienta hacia la lectura de los clásicos y a ilustrarse en diversos campos del saber universal. Viajó luego por Italia en compañía de Rodríguez y del primo hermano de su fallecida esposa Fernando Rodríguez del Toro y el 15 de agosto de 1805 en el Monte Sacro de Roma se comprometió solemnemente ante estos a libertar a su patria. Regresó a Venezuela en 1806 y a la vez que administraba los negocios familiares unió sus esfuerzos a la causa revolucionaria.

Vida política y militar

Antecedente a la Independencia

Retrato de Bolívar con uniforme de general.

A lo largo de 1808, las presiones de Napoleón desencadenaron una serie de acontecimientos que empeoraron aún más la ya comprometida situación española, el rey Carlos IV de España abdicó el trono a favor de su hijo Fernando el 19 de marzo de 1808 después de los sucesos del motín de Aranjuez, y más tarde, el 5 de mayo de 1808 se terminó de consumar el desastre para España cuando Carlos IV y su hijo fueron obligados a ceder el trono a Napoleón Bonaparte en Bayona para designar a su hermano, José, como nuevo rey de España. Esto provocó una gran reacción popular en España que desencadenó lo que hoy se conoce como la guerra de la Independencia española y tanto en América como en España, se formaron juntas regionales que fomentaron la lucha contra los invasores franceses para restablecer en el trono al monarca legítimo.

El Libertador (Bolívar diplomático), 1860. Óleo sobre tela 107×69 de Aita (seudónimo de Rita Matilde de la Peñuela, 1840-?), localizado en la colección de arte del Banco Central de Venezuela.

Sin embargo, en las juntas americanas solo se hablaba con entusiasmo de la Junta popular de Cádiz y muchas de ellas eran vistas con recelo por las autoridades españolas, que las suponían sospechosas de ser favorables a los franceses y que no se habían olvidado de acciones como la de Antonio Nariño en Bogotá, que había publicado una obra sobre Los Derechos del hombre, el movimiento de Juan Picornell, la Conspiración de Manuel Gual y José María España, o de las fracasadas expediciones militares de Francisco de Miranda en Venezuela.

Pero también consideraban que estas juntas tenían derecho de imitar a sus análogas de la Península ya que los dominios españoles eran considerados una parte esencial e integrante de España cuyos territorios no eran considerados como simples colonias propiamente.

Con el tiempo se fueron formando dos bandos bien diferenciados como resultado de los debates políticos y la inestabilidad internacional: el de los realistas, que querían continuar bajo la dependencia directa del monarca español, liderado por Juan de Casas; y el de los patriotas, partidarios de constituir una Junta de gobierno con una autonomía plena similar a la de las Juntas provinciales en España, pero sin mantener más lazos con la metrópoli diferentes a un reconocimiento formal de Fernando VII como soberano, queriendo imitar así el ejemplo del Brasil regido desde Braganza, con autonomía de Portugal.

Así a mediados del año 1807, cuando Bolívar volvió a Caracas se encontró con una ciudad inmersa en un ambiente de gran agitación social y política que era gobernada por personajes interinos bajo la supervisión de un regio Regente visitador visto con malos ojos por la colectividad caraqueña, llamado Joaquín de Mosquera y Figueroa.

Este era un ambiente poco propicio para enfrentar situaciones de crisis y fue una circunstancia que ayudó a precipitar los acontecimientos a favor de la Independencia.

Bolívar había vuelto a Caracas absolutamente convencido de la imperiosa necesidad de independencia para América y trató de convencer a sus parientes y amigos de que esta era la mejor opción pero, salvo la excepción de su hermano Juan Vicente, no pudo hacerlo fácilmente debido a que las noticias de Europa llegaban muy tarde y con pocos detalles, por lo que el público se enteraba de las acontecimientos solo de una forma general e inexacta y esto limitaba su capacidad para evaluar la situación.

Pero las cosas cambiaron repentinamente en pocos días, tras una serie de acontecimientos que causaron una conmoción general en Caracas. A principios de julio de 1808, el Gobernador encargado de Caracas, Juan de Casas, recibió dos ejemplares del diario londinense The Times que el Gobernador de Trinidad remitió antes al de Cumaná y que relataban la noticia de la abdicación del trono de España en favor de Napoleón.

Las autoridades trataron de mantener la noticia en secreto para evitar la alarma social pero la llegada del bergantín francés Le Serpent al puerto de La Guaira el 15 de julio de 1808 con varios comisionados enviados por Napoleón para confirmar la noticia hicieron fracasar el plan.

Un oficial francés se presentó ante el Gobernador Casas con documentación oficial confirmando las malas noticias de The Times, y mientras en la Gobernación deliberaban sobre la situación, la población empezó a alarmarse por la aparatosa llegada de los franceses, divulgando profusamente la noticia de la desaparición de la monarquía tradicional en periódicos y otras publicaciones.

La reacción popular fue de malestar e indignación y la situación empeoró cuando un capitán de fragata inglés llamado Beaver desembarcó poco después del Alcasta en La Guaira, tras perseguir al Le Serpent sin poder apresarlo, para informar al Gobernador Casas y a la población que la lucha en España para rechazar a los franceses continuaba y que Napoleón no tenía la situación dominada.

Entonces surgió un proceso político extraño entre el Gobernador, La Audiencia y el Cabildo que terminó de socavar el orden colonial vigente y esto hizo que la conmoción en la sociedad caraqueña se orientara en dos direcciones, una representada por Bolívar que quería proclamar la Independencia; y otra representada por otros criollos que querían mantener la fidelidad a Fernando VII.

Así, el 11 de enero de 1809 llegaron a Caracas unos despachos oficiales que anunciaban la creación de la Junta Central de España e Indias que terminó instalándose en Sevilla en abril de 1809 y poco después, el 14 de enero de 1809 llegó a Venezuela el mariscal de campo Vicente Emparan en calidad de capitán general de Venezuela y gobernador de Caracas.

Su llegada dio una nueva perspectiva a la situación política ya que empezaron a circular rumores que lo relacionaban como partidario de los franceses, por lo que fue acusado de querer confundir a la población.

En el panorama de incertidumbre reinante, el 19 de abril de 1810, los miembros del Cabildo de Caracas decidieron constituir una Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII en un acto que termina con la firma del Acta de Independencia y constitución de la Primera República el 5 de julio de 1811. Con la revuelta del 19 de abril de 1810 se obligó al entonces capitán general de Venezuela, Vicente Emparan, a ceder sus poderes a esta Junta y trajo como resultado la expulsión de los funcionarios españoles de sus puestos para embarcarlos rumbo a España.

Poco después, tras enterarse de los hechos, la Regencia dispuso el bloqueo de las costas de Venezuela pero ya era tarde, desde entonces el proceso independentista sería imparable, y el ejemplo de Caracas fue seguido por el resto de las juntas americanas.

Misión a Londres

Estatua de Simón Bolívar en Belgrave Square, Londres.

El nuevo sistema de gobierno empezó a crear nuevas perspectivas en todos los sentidos. Las noticias de lo sucedido en Caracas llegaron hasta el almirante Alexander Cochrane, comandante de las Fuerzas Navales británicas del Caribe, que procedió a despachar noticias de lo sucedido a Londres y poner a disposición de la Junta de Caracas la corbeta Wellington para que llevara hasta Londres una delegación si así lo querían.

Así, Bolívar fue enviado a Inglaterra con el grado de coronel junto con Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática con instrucciones de solicitar apoyo británico a la Junta en nombre del rey Fernando VII de España aprovechando la circunstancia de que España y Gran Bretaña eran ahora naciones aliadas que habían dejado de lado sus históricas diferencias ante el peligro común que representaba Napoleón.

La misión diplomática llegó a Londres en un momento político delicado ya que entonces Gran Bretaña estaba dando una costosa ayuda militar a España y la negativa venezolana de aceptar la autoridad del Consejo de Regencia español resultaba inconveniente en esos momentos.

Sin embargo, Arthur Wellesley consideró conveniente recibir a la delegación en su casa particular, Apsley House, por temor a que sus miembros recurrieran a Napoleón en busca de apoyo y así aprovechar la ocasión para averiguar las pretensiones venezolanas.

La postura británica fue muy clara desde el principio dando a entender a la delegación que en esos momentos el apoyo político a Venezuela era imposible y en un intento de presionar a España para que les dejase comerciar libremente con sus colonias, los británicos trataron de desviar las negociaciones hacia acuerdos comerciales más acordes con sus intereses.

A pesar de que no se cumplieron todos los objetivos de la delegación, se lograron algunos compromisos importantes gracias a la presencia de Francisco de Miranda en Londres, con quien Bolívar empezó a mantener contactos que fomentaron una participación discreta de este mediante sus contactos personales en las negociaciones.

Así Bolívar logró la secreta connivencia inglesa, la apertura del comercio, y la posibilidad de que Inglaterra ejerciera presiones sobre España para favorecer los intereses venezolanos.

Bolívar durante la Primera República

Después de convenir con los ingleses la permanencia de un representante en Londres, Bolívar embarcó en la corbeta Sapphire y llegó a La Guaira el 5 de diciembre de 1810.

Bolívar (c. 1812).

Una vez en Venezuela, empezó a hacer gestiones para promover el regreso de Miranda, que como resultado de estas gestiones, llegó a Venezuela en el bergantín inglés Avon (en) el 10 de diciembre de 1810 ante una fría recepción oficial por parte de la Junta Suprema, que poco después lo nombró Teniente General.

Miranda pronto empezó a tener conflictos con el jefe militar del Gobierno, el marqués del Toro, por su incapacidad para controlar la rebelión realista de Coro y mientras tanto, las circunstancias políticas habían favorecido la aparición en Caracas de organizaciones como la Sociedad Patriótica, que era una especie de asociación independentista que funcionaba como foro de debate político que divulgaba sus conclusiones en una publicación propia titulada El Patriota de Venezuela.

Bolívar fue un miembro importante de esta asociación que estuvo muy implicado en las movilizaciones posteriores ocurridas el 5 de julio de 1811 para ratificar la Declaración de Independencia, y que defendió posturas opuestas a la Constitución del 21 de diciembre de 1811 al considerar que era una copia literal de la que regía en los Estados Unidos que no se adaptaba a la realidad del momento en Venezuela.

El 13 de agosto de 1811, fuerzas comandadas por Miranda lograron una victoria en Valencia contra los rebeldes de dicha ciudad que pretendían recuperar privilegios de su antigua capitalidad, y es en esta acción donde Bolívar empezó propiamente su carrera militar al dirigir un ataque a un puesto fortificado que fue su bautismo de fuego y su primera acción distinguida. Así, Miranda lo propuso para el rango de coronel y lo envió a informar de la victoria al Gobierno de Caracas.

Poco después, Bolívar empezó a levantar la moral en los Valles de Aragua por iniciativa propia, por lo que el general Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas militares republicanas, lo persuadió de que aceptara el rango de teniente coronel en el Estado Mayor y lo nombró jefe militar de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Venezuela.

Estatua ecuestre del Libertador en Caracas.

Dicha plaza era entonces un punto militar clave por sus características coincidentes de puerto, arsenal, prisión militar y principal punto de apoyo y control en la zona. Allí permanecían detenidos los prisioneros de guerra influyentes en el castillo San Felipe, y a la vez también se encontraba almacenado gran parte del arsenal militar republicano.

A pesar de ser contrario a las normas de seguridad militar se estaba dando esta situación y aunque Miranda ordenó trasladar a los prisioneros a otro lugar, el traslado nunca se cumplió y fue uno de los motivos que unido a la inexperiencia militar de Bolívar propiciaron la caída de Puerto Cabello.

Los prisioneros lograron tomar por sorpresa a la guardia y la dominaron gracias a la traición de un oficial al que sobornaron, se apoderaron del castillo San Felipe y comenzaron a bombardear Puerto Cabello.

Bolívar trató de recuperar la guarnición durante seis días de combate con las fuerzas que pudo controlar y que al parecer no superaban los cuarenta efectivos pero la situación le era muy desfavorable; no se podía cañonear el castillo por el reducido alcance de la artillería y la ciudad empezaba a ser atacada por las fuerzas del capitán Domingo Monteverde y tras lanzar un desesperado ataque frontal sobre el castillo que fracasó, Bolívar decidió abandonar la plaza por vía marítima, logrando escapar a duras penas.

Este acontecimiento, unido al violento terremoto del 26 de marzo de 1812, inclinó la balanza a favor de los realistas y aunque hubo muchos que creyeron que aún se podía seguir la lucha, Miranda capituló el 26 de julio de 1812 por encargo del Congreso, en el tratado de La Victoria, que instauró nuevamente el dominio español sobre Venezuela.

El 30 de julio de 1812, Miranda llegó a La Guaira con la intención de embarcarse en la nave inglesa Sapphire en medio de un ambiente en el que pocos sabían que las negociaciones con Monteverde por las que muchos oficiales republicanos se sintieron traicionados se habían iniciado por órdenes del Congreso y no por deseos de Miranda.

Por ello, cuando Miranda se hospedaba en casa del coronel Manuel María de las Casas, comandante de la plaza, se encontró con un grupo numeroso, en el que se contaban Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de que se quedara, por lo menos una noche, en la residencia de Manuel María de las Casas.

A las dos de la madrugada, encontrándose Miranda profundamente dormido, Manuel María de las Casas, Peña y Bolívar se introdujeron en su habitación con cuatro soldados armados, se apoderaron precavidamente de su espada y su pistola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se levantara y vistiera, tras lo cual lo engrilletaron, luego el coronel Manuel María de las Casas, comandante de la plaza, se pasa al bando realista y lo entrega al jefe español Monteverde.

A cambio de este acto de traición del coronel Manuel María de las Casas,​ el español Francisco-Antonio de Yturbe y Hériz accedería a darle a Bolívar el salvoconducto que este le había solicitado para exilarse en el extranjero, con el especial favor de Monteverde. En esta ocasión, el jefe español hizo que se viera el acto de haber entregado a Miranda como un servicio al estado español: «Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda». Bolívar insistió ante las autoridades españolas, sin embargo, que la entrega de Miranda respondió al acto de traición de aquel, por haber capitulado cuando aún disponía de suficientes fuerzas para continuar la lucha.

El Manifiesto de Cartagena

Bolívar fue autorizado por Monteverde a trasladarse el 27 de agosto de 1812 a la isla de Curazao, ocupada por los ingleses, en la goleta española Jesús, María y José junto con José Félix Ribas, Vicente Tejera y Manuel Díaz Casado, donde permaneció un corto período.

Paseo de Bolívar, Barranquilla.

Después se trasladó a Cartagena de Indias, en Nueva Granada, donde el proceso independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la formación de varías Juntas supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama compuso un manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena, en el cual hizo un análisis político y militar de las causas que provocaron la caída de la Primera República de Venezuela y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer los mismos errores que Venezuela para no correr la misma suerte, remediar las divisiones, promover la unión de los distintos pueblos de América, hasta lograr el objetivo común, la independencia.

Al poco de llegar, Bolívar solicitó al gobierno de Cartagena prestar servicio en sus tropas. Fue concedido el mando de una guarnición de setenta hombres en la pequeña localidad de Barrancas, con la que empezó a forjarse su futuro prestigio militar.

Al principio Bolívar estaba subordinado a un aventurero francés, Pierre Labatut. Pero en contra de las órdenes de este, decidió tomar la iniciativa, realizando una campaña para derrotar a las partidas realistas que se encontraban en las orillas del río Magdalena. A la vez aumentaba el adiestramiento y el contingente de sus tropas.

Como resultado de esta campaña, logró liberar varias poblaciones como Tenerife, El Guamal, El Banco, Tamalameque, Puerto Real de Ocaña, y derrotar a diversas guerrillas realistas que operaban en la zona. Finalmente ocupó Ocaña.

Ante estos logros, el coronel Manuel del Castillo y Rada, comandante general de Pamplona, solicitó su ayuda para detener a los realistas que amenazaban con entrar desde Venezuela. Para ello, el coronel Bolívar tuvo que pedir autorización al Gobierno de Cartagena para intervenir en territorio del Gobierno de las Provincias Unidas de Venezuela.

Cuando se la dieron, Bolívar llegó hasta la frontera con Venezuela. En la batalla de Cúcuta derrotó el 28 de febrero de 1813 a las fuerzas españolas. Camilo Torres en su carácter de presidente del Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, le confió a Bolívar, el título de ciudadano de la Unión, el grado de brigadier, equivalente al de general de brigada, y el cargo de jefe de la guarnición de Cúcuta.

Desde febrero hasta abril de 1813 permaneció en Cúcuta, detenido por trabas legales y por diferencias con Castillo, que empezaba a verle con suspicacia ante sus deseos de avanzar sobre Venezuela. Para entonces, Bolívar disponía de una fuerza eficaz, y rodeado de una brillante oficialidad neogranadina, aprovechable para una eventual reconquista de Venezuela.

El Manifiesto de Cartagena

Artículo principal: Campaña Admirable

Pero a principios de 1814 el capitán de milicias español José Tomás Boves, famoso por su valentía, inició operaciones con tropas autóctonas de Los Llanos venezolanos, autorizadas al saqueo y al pillaje. Frente a un enemigo implacable que ejecutaba a todos los prisioneros, las fuerzas de Bolívar se fueron debilitando. Ante la falta de medios para combatir a Boves y sus llaneros, Bolívar decidió el 7 de julio de 1814 retirarse con las fuerzas que le quedaban hacia el Oriente venezolano, y unir fuerzas con Santiago Mariño.

Simón Bolívar (c. 1828) por José Gil de Castro.

Bandera de guerra a muerte de Bolívar.

La retirada estratégica de Bolívar produjo un éxodo desde Caracas hacia Oriente, en el que murieron muchas personas que seguían a las fuerzas republicanas por temor a las represalias de Boves y su lugarteniente Francisco Tomás Morales. Bolívar decidió hacerles frente en Aragua de Barcelona el 17 de agosto de 1814. Tras ser derrotado, Bolívar logró llegar a Cumaná el 25 de agosto de 1814 y unirse a Mariño.

La Segunda República de Venezuela estaba herida de muerte. A lo largo de 1814 los realistas consolidaban su dominio por todo el país. Solo el Oriente venezolano y la isla de Margarita permanecían en manos republicanas. El bando republicano estaba dividido en facciones de caudillos que dominaban porciones de territorio. El corsario Giovanni Bianchi intentaba aprovechar la situación. Bolívar decidió salir con Mariño desde Carúpano hacia Cartagena.

Estadía en Jamaica

Véase también: Carta de Jamaica

A finales de 1814 Bolívar llegó a Cartagena para obtener ayuda de la Nueva Granada, que se encontraba también en una situación difícil.

Con el apoyo del Gobierno neogranadino fue reconocido jefe por todos los venezolanos que se encontraban en Nueva Granada. El 19 de septiembre de 1814 Bolívar se encontró con Camilo Torres Tenorio, presidente del Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada. Después de la derrota del General Antonio Nariño en la campaña del Sur en julio de 1814, Torres Tenorio encargó a Bolívar de la conducción de la guerra. El 10 de diciembre de 1814 Bolívar tomó a Santa Fe, y obligó Cundinamarca a reconocer la autoridad del Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.

Litografía de Simón Bolívar

Bolívar decidió abandonar su cargo en la Nueva Granada y partir a Jamaica en el buque La Découverte, llegando a la isla el 14 de mayo de 1815. Escribió con fecha del 6 de septiembre de 1815 una Carta de Jamaica, en la cual justificaba la rebelión de los Criollos, llamaba a la lucha para la independencia, y exponía el proyecto de Francisco de Miranda de confederación de Colombia.

Sin embargo, la situación de Bolívar en Jamaica llegó a ser bastante tensa. Salió ileso de un intento de asesinato, porque se vio obligado ese día a mudarse de su pensión por falta de dinero. El gobierno británico no quería comprometerse a darle un apoyo abierto, y los españoles intentaban asesinarle; Bolívar decidió trasladarse a un país más seguro donde pudiera organizar una expedición.

Estadía en Haití

En aquella época Haití se había convertido en una república independiente de Francia, que daba asilo y respaldaba a los republicanos del continente americano. Por ello Bolívar consideró que Haití era el lugar adecuado para organizar una expedición militar hacia Venezuela, con la ayuda del presidente de ese país, el general Alexandre Petion. Allí se dio cuenta que debía reclutar a los llaneros, en ese entonces al mando de José Antonio Páez, para vencer a los ejércitos realistas.

Bolívar durante su estancia en Haití.

El 19 de diciembre de 1815, Bolívar salió de Jamaica para Haití. Llegó al puerto de Los Cayos el 24 del mismo mes. Con la ayuda encubierta del gobierno haitiano y del experimentado almirante Luis Brión, Bolívar organizó una expedición de más de mil hombres conocida como la Expedición de los Cayos. Salió el 23 de marzo de 1816 con rumbo a la isla de Margarita. Bolívar retrasó su partida seis días porque esperaba a su amante Josefina Machado, que venía de la isla danesa de Saint Thomas. Como Brión presionaba para continuar, partieron los barcos. Al llegar al sur de la Hispaniola un barco mensajero alcanzó el navío de Bolívar y comunicó que Josefina y su familia habían llegado a Los Cayos. Bolívar pidió a Brión que le enviasen una fragata.​ Los oficiales británicos y alemanes protestaron y amenazaron con abandonar esta expedición tomada tan a la ligera, pero Brión los convenció de que continuasen.

Bolívar y la Gran Colombia

Artículo principal: Gran Colombia

Mapa de la Gran Colombia.

Después del fracaso de la Segunda República de Venezuela y su corta permanencia en Nueva Granada como comandante militar, Bolívar se vio obligado a reflexionar sobre la causa de los fracasos previos, la situación internacional y la forma de lograr la independencia de forma duradera.

Sus reflexiones le llevaron a la conclusión de que para alcanzar la independencia definitiva se debía derrotar totalmente a los españoles para impedir que realizaran acciones de reconquista pero esto no sería suficiente, los esfuerzos descoordinados y dispersos de los caudillos regionales a lo largo de América debían ser unificados bajo un mandato único y como garantía de una independencia permanente se debía crear una república grande y fuerte para poder desafiar las pretensiones de cualquier potencia imperial.

La idea de crear una nación semejante hizo que Bolívar tuviera un objetivo político mucho más amplio y esto en definitiva le movió a actuar de una manera diferente a las anteriores.

Colombia como proyecto político

Ya en la isla de Jamaica, Bolívar había expuesto la idea de conformar a Colombia como un país que debía hacerse realidad. Concluyó que para convertir la idea de Colombia en una nación viable y creíble hacía falta crear un gobierno centralizado capaz de coordinar las acciones necesarias para resguardar las fronteras y aglutinar a los distintos pueblos de la América Hispana como garantía de la independencia.

Aunque el proyecto de Colombia como nación lo idealizó en realidad Francisco de Miranda durante sus acciones precursoras, fue Bolívar quien tuvo el mérito de rescatar este proyecto del baúl de los recuerdos de sus primeros contactos con El Precursor en Londres y de llevarlo a cabo contra viento y marea hasta su muerte.

Para garantizar la libertad de la Nueva Granada, Bolívar consideraba vital conseguir cuanto antes el control sobre Venezuela para impedir que los españoles la utilizaran como puesto de avanzada en tierra firme para sus campañas de reconquista por lo que decidió emprender esta tarea como algo prioritario.

Así desembarcó en la isla de Margarita a mediados de 1816 decidido a lograr desde el principio el reconocimiento de su liderazgo y después de obtener un éxito inicial con el líder local Juan Bautista Arismendi preparó la campaña para liberar el continente.

El 16 de julio de 1816 Bolívar desembarcó en Ocumare de la Costa y emitió una proclama en la que cambiaba su decreto a muerte. En la misma declaraba que los "españoles europeos" no serían matados salvo que estuvieran combatiendo. Allí declaraba que su armada iba a liberar a toda Venezuela. Contaba con 650 soldados, de los que 300 jamás había estado en combate. Bolívar consiguió alistar a unos doscientos negros, pero la mayoría de la población huyó. Entonces procedió a marchar en dirección a Valencia con el fin de establecer desde allí una conexión con los combatientes que se hallaban en los Llanos. Las fuerzas bajo Morales se dirigieron a Valencia y de allí hacia los cerros que llevaban a Ocumare. Después de una corta escaramuza, huyó Bolívar hacia Ocumare y de allí a Bonaire. Al llegar Brión a Bonaire, le recriminó a Bolívar que hubiera abandonado Ocumare de esa manera y le ordenó ir a Cumaná. Brión partió a Margarita para reparar varios barcos y Bolívar desembarcó de nuevo en Cumaná. Allí Santiago Mariño y Manuel Piar le recriminaron igualmente la huida de Ocumare y lo amenazaron con llevarlo a una corte marcial y fusilarlo. De acuerdo a Ducoudray Holstein, Bolívar se convirtió en acérrimo enemigo de Piar desde aquel entonces. Con el fin de evitar más encuentros problemáticos con oficiales revolucionarios, decidió partir de nuevo hacia Haití.

A medida que pasaba el tiempo Bolívar tuvo que lidiar con personajes que habían ganado su generalato a través de la acción pero que por el tipo de guerra que se hacía en ese momento acabaron aceptando la Jefatura Suprema de Bolívar como un mal necesario para poder derrotar a los españoles hasta que a la larga su liderazgo fue indiscutido.

A partir de 1817 se desarrolló un conflicto de poder entre Manuel Piar, que había liderado la conquista de Guayana, y Simón Bolívar. Piar había derrotado a Morales en El Juncal a finales de 1816 y había tomado Angostura en abril de 1817. Simón Bolívar realizó un consejo de guerra 24 de julio de 1817 para que se reconociese su liderazgo. Bolívar escribió un pronunciamiento contra Piar en agosto. Sedeño fue mandado a aprehenderlo. Acusado de querer eliminar a Bolívar y establecer una pardocracia, Piar fue fusilado el 16 de octubre de 1817. Con ello, Bolívar quedó claramente como jefe de las fuerzas independentistas en Venezuela.

La consolidación del liderazgo supremo facilitó el control del oriente venezolano y la instalación de Bolívar en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), que trajo consigo el inevitable y largo enfrentamiento con las fuerzas expedicionarias del general español Pablo Morillo y la organización de los mecanismos elementales para que el gobierno pudiese funcionar.

Para entonces el Ejército español ya se encontraba muy desgastado después de la larga campaña de reconquista realizada en Colombia y Venezuela y aunque el general Morillo era un comandante militar muy capaz que intentó por todos los medios paliar la situación no pudo evitar que sus tropas iniciaran un lento pero inevitable declive debido a la falta de recursos y de refuerzos para cubrir las bajas que sufrían.

Ya en 1818, la situación del ejército español en Venezuela se hizo insostenible y Morillo se vio obligado a retirar algunas de sus fuerzas de la Nueva Granada para intentar contener a Bolívar. Para entonces la situación política y militar era lo bastante buena como para pensar en la organización de un Estado y así fue como se instaló hacia el año 1819 el Supremo Congreso de la República en Angostura.

Campaña libertadora en la Nueva Granada

Artículo principal: Independencia de Colombia

Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander en el Congreso de Cúcuta.

A partir del año 1813 la situación se decantó definitivamente a favor de los patriotas y desde entonces prácticamente su avance por el continente se hizo imparable y, lo que permitió que Bolívar, desde Venezuela y Francisco de Paula Santander, desde Nueva Granada empezaran a coordinar acciones conjuntas desde sus áreas de influencia que fomentaran una unidad militar.

En la batalla de Cúcuta se dio inicio a la Campaña Admirable,​ con la cual el occidente de Venezuela fue liberado. Fue un enfrentamiento bélico entre Simón Bolívar y las tropas españolas, donde ganó el Libertador y se logró la independencia de la ciudad colombiana de Cúcuta.

Monumento a la Batalla de Cúcuta.

Para entonces existía en Nueva Granada un importante foco de resistencia revolucionaria contra las tropas de Morillo en los llanos de Casanare, zona contigua a los llanos de Apure y del Arauca, donde algunos de los revolucionarios neogranadinos más comprometidos se retiraron para resistir la violencia de la Contrarrevolución del comandante militar Sámano como baluarte patriota al mando de Santander, a quien Bolívar ascendió al grado de Brigadier y lo nombró Comandante militar de la División de vanguardia.

Ambos habían elaborado un plan en el que Santander debía preparar la provincia de Casanare, unificar a los guerrilleros del sur y dar informes a Bolívar sobre las tropas españolas para iniciar la invasión de la Nueva Granada.

Junto con los preparativos militares también se realizaban acciones políticas importantes. El 21 de enero de 1819 llegaron a Angostura dos buques británicos, el Perseverance y el Tartare con un cuerpo de voluntarios que fue conocido como la Legión Británica para apoyar a Bolívar y el 15 de febrero de 1819, el Libertador reunió el Congreso de Angostura, acontecimiento en el que pronunció una de sus mejores composiciones políticas, el Discurso de Angostura, en el que hacía un análisis crítico de la situación, exponía el rumbo a seguir para fundar la república y anunciaba la Ley Fundamental de la República de la Gran Colombia (que sería ratificada en el Congreso de Cúcuta como la Constitución de Cúcuta en 1821).

Templo Histórico de Cúcuta, donde se desarrolló el Congreso de Cúcuta. En su interior hay una estatua de Bolívar.

Mientras tanto, Bolívar seguía preparando la invasión militar de Nueva Granada tratando de mantener los detalles de la campaña en secreto por lo que su duración, características, fecha de inicio y alcance eran datos desconocidos, lo cual contribuía a aumentar el factor sorpresa y la imprevisibilidad del ataque.

Morillo estaba al corriente de la llegada de la Legión Británica a Angostura bajo el mando de James Rooke e intuyó que el siguiente paso lógico de Bolívar sería unir fuerzas con José Antonio Páez, destacado líder rebelde de Los Llanos, por lo que tras analizar la situación decidió atacar el principal reducto rebelde neogranadino en Casanare con tropas al mando del coronel José María Barreiro que fueron hostigadas constantemente por las tropas del general Santander mediante tácticas de guerrilla que fueron desgastando a las fuerzas de la Tercera División española.

La llegada de la época de lluvias hizo los caminos intransitables y las operaciones militares difíciles por lo que los españoles decidieron replegarse ante la lógica de que el enemigo haría lo mismo.

Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos hacían presentir lo peor al general Morillo ya que su Ejército expedicionario, exhausto y sin recibír refuerzos desde hacía mucho tiempo, estaba combatiendo contra fuerzas militares eficaces de las que se desconocía su capacidad real.

Paso del ejército del Libertador por el Páramo de Pisba.

Es entonces cuando Bolívar realizó una de sus hazañas militares más destacadas, el Paso de los Andes, que realizó en una estación poco propicia y que se consideraba imposible con los medios de la época. El difícil avance de las tropas patriotas se produjo a través del páramo de Pisba, hasta dar alcance a los realistas el 25 de julio de 1819 en la batalla del Pantano de Vargas, en la cual la tropa realista finalmente huyó, situación que le permitió a los patriotas llegar a la ciudad de Tunja el día 4 de agosto.

Allí se reúne con las tropas patriotas que estaban bajo el mando de Santander en la población de Tame (actualmente ubicada en el departamento de Arauca), en donde comienza la campaña libertadora de la Nueva Granada.

Batalla de Boyacá.

El ataque de Bolívar logró sorprender a los españoles que, ante el desastre, intentaron tomar medidas. Barreiro todavía pensaba que podía controlar la situación pero el estado de sus tropas le obligaba estar a la defensiva por lo que decidió replegarse hacia la ciudad de Bogotá donde las condiciones le serían mucho más favorables.

El enfrentamiento decisivo con los realistas se produjo en la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, por medio de la cual se pretendía detener el avance de las tropas leales comandadas por Barreiro hacia la ciudad de Bogotá y que resultó en una gran victoria para Bolívar y el ejército revolucionario.

Cuando el virrey Sámano quien conocía como los demás realistas el Decreto de Guerra a Muerte, se enteró de la derrota, huyó inmediatamente de Bogotá y de esta forma, el ejército libertador entró triunfante a la capital el día 10 de agosto.

Congreso de Cúcuta

El resultado de este Congreso fue el nacimiento oficial de la República de Colombia, conocida como la Gran Colombia, mediante la promulgación de la Ley Fundamental de Colombia y cuya extensión abarcó en ese momento los territorios de la Nueva Granada y Venezuela que se dividen políticamente en tres departamentos: Cundinamarca (Bogotá), Venezuela (Caracas) y Quito (Quito).

En diciembre de 1821, el Congreso proclamó a Bolívar presidente de la República y a Francisco de Paula Santander vicepresidente de forma que «las Repúblicas de Venezuela y la Nueva Granada quedan desde este día reunidas en una sola bajo el título glorioso de República de Colombia».

Campañas finales

Batalla de Ayacucho.

Durante los próximos años la oposición realista fue completamente eliminada. El 24 de junio de 1821 en la batalla de Carabobo, campo cercano a la ciudad de Valencia, se obtuvo una victoria decisiva sobre el ejército español que fue completada con la batalla naval del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823 y se liberó definitivamente Venezuela.

Durante su permanencia en Bogotá, se dieron otros procesos libertarios como el de Guayaquil el 9 de octubre de 1820 que se llevó a cabo sin la participación de Bolívar, lo cual incidió para que posteriormente el Libertador optara por ocupar aquella provincia que se había declarado independiente bajo la presidencia de José Joaquín de Olmedo. Recién dos años después Simón Bolívar llega a Guayaquil con su ejército, destituye a la Junta de Gobierno y la anexa a la Gran Colombia.

Después de la victoria de Antonio José de Sucre sobre las fuerzas españolas en la batalla de Pichincha el 24 de mayo de 1822 el norte de Sudamérica fue liberada. Con esa gran victoria Bolívar se preparó para marchar con su ejército y cruzar los Andes y liberar definitivamente Perú que ya había declarado su independencia el 28 de julio de 1821 luego del desembarco del general José de San Martín en Paracas y la toma de Lima el 12 de julio.

Hemiciclo de la Rotonda con el monumento a los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín en el Malecón 2000, Guayaquil, Ecuador.

El 26 de julio de 1822 Bolívar tuvo una conferencia con San Martín en Guayaquil para discutir la estrategia de liberación del resto de Perú. Nadie sabe qué ocurrió en la secreta reunión entre los dos héroes sudamericanos, pero San Martín volvió a Argentina, mientras Bolívar se preparó para la lucha contra los últimos reductos españoles en Sudamérica, en la sierra y el Alto Perú. En 1823 Bolívar fue autorizado por el Congreso de la Gran Colombia para tomar el mando y en septiembre llegó a Lima cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra y se reunió con Sucre para planificar el ataque. El Congreso peruano le nombró dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva república.

El 6 de agosto de 1824 Bolívar y Sucre juntos derrotaron el ejército español en la batalla de Junín. A raíz de esta victoria; el poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo le escribió el poema épico "Victoria de Junín. Canto a Bolívar", verdadera obra maestra de la poesía de las nacientes naciones suramericanas y de la gran patria ecuatoriana, y en ella, no solo se describe la batalla; sino también Olmedo pone en boca de Huayna Cápac los destinos de la América Libre del yugo español.

El 9 de diciembre de 1824 Sucre destrozó el último baluarte del Ejército español en la batalla de Ayacucho, acabando con el dominio español en Sudamérica.

Bolívar como estratega militar

Militarmente, las guerras dirigidas por Bolívar no implicaron a un número importante de efectivos, y en total el ejército expedicionario español nunca sobrepasó tampoco la décima parte de la cifra de los realistas. Sin embargo, Bolívar no era un militar profesional en el sentido literal de la palabra, y mucho menos un teórico de la estrategia. Su formación militar fue básica, y su instrucción teórica no pasó los límites de las nociones de disciplina y jerarquía. Su paso por las formaciones militares coloniales de Venezuela fue breve, y se ha comprobado que nunca estuvo en L'École de Sorèze, ni en ningún otro instituto militar de ninguna clase.

Sin embargo, la forma en que desarrolló sus diversas campañas militares y la terminología utilizada en su correspondencia sugieren que sus éxitos no pudieron deberse a casualidades afortunadas, y que poseía conocimientos de estrategia militar más avanzados de los que debía tener por su formación.

Mediante el análisis de sus acciones bélicas se aprecia que Bolívar utilizaba los fundamentos de la planificación y estrategia para elaborar sus operaciones y en determinadas acciones demostró tener conocimientos de clásicos del arte de la guerra aplicando tácticas como la del orden oblicuo del rey Federico II de Prusia, formaciones romanas descritas por Tito Livio, puso en práctica los principios militares de Maquiavelo, era consciente de la importancia de la economía de fuerzas, hacía análisis del terreno y del adversario y consideraba fundamental el uso de la logística.

Dentro de la literatura militar se sabe que Bolívar leyó Historias de Polibio y la Guerra de las Galias de Julio César pero además existen indicios suficientes para creer que manejó los textos militares de Mauricio de Sajonia y del conde de Guibert. Sin embargo, se sabe casi con seguridad que no conoció las obras de Montecuccoli hasta 1824, ni los estudios sobre Napoleón hasta cuando casi terminó sus campañas militares.

Todo esto da como resultado un balance militar favorable a Bolívar ya que, a pesar de una supuesta escasa formación militar puesta en entredicho, demostró ser un auténtico líder que dio la talla como estratega dotado de audacia e imaginación.

Dictador del Perú

Llegada al Perú

La batalla de Junín.

Bolívar desembarcó en el puerto del Callao el 1 de septiembre de 1823 en el bergantín Chimborazo luego de que una comitiva enviada por el Congreso de la República del Perú encabezada por José Faustino Sánchez Carrión le enviara una invitación mientras estaba en Guayaquil, provincia cuya anexión a la Gran Colombia dispuso en julio de 1822. A dicho recibimiento asistió el presidente José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle, y su gabinete ministerial en Pleno. Al día siguiente de su llegada, el Congreso lo nombra "suprema autoridad" y poco después le encarga la dirección de la lucha contra el ejército realista disponiendo que el mismo Torre Tagle debería rendirle cuentas de sus acciones.​

La primera acción de Bolívar fue eliminar las fuerzas de José de la Riva Agüero,s​ quien fuera presidente del Perú antes que Torre Tagle y se oponía a la llegada del Libertador, en Trujillo. Riva Agüero fue apresado en noviembre de ese año pero logró escapar y se fue a Inglaterra. Mientras tanto, el primer Congreso Constituyente que estaba próximo a proclamar la primera Constitución política del Perú emite una resolución señalando que entrarán en suspenso las disposiciones de esa carta magna que sean contrarias a las disposiciones y deseos de Simón Bolívar. La Constitución fue jurada el 11 de noviembre de ese año pero nunca entró en vigencia.

Simón Bolívar a caballo por Arturo Michelena.

El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del país (actuales departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte, luego de la derrota de Riva Agüero,​ las fuerzas del ejército unificado tenían posesión de la costa central y norte, y de la sierra norte (actuales departamentos de Piura, La Libertad, Ancash, Lima y Cajamarca). Ante ello, siendo factible la posibilidad de que Lima fuera invadida por fuerzas realistas (como en efecto lo fue tras el motín del Callao), Bolívar decidió mudar su cuartel general al pueblo de Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima.

Bolívar instruye a Torre Tagle que se acerque a los mandos españoles acantonados en Jauja para lograr una negociación con la finalidad de ganar tiempo para lograr aumentar su ejército y ser capaz de vencer al realista (que en el manifiesto tras la batalla de Junín, Bolívar se jactaba de derrotar tras 14 años de triunfos contra los independentistas). Torre Tagle cumple ese encargo pero, paralelamente, es acusado por Bolívar de negociar con el Virrey La Serna la expulsión del Libertador y obtener así la plenitud de su mandato.

Al margen de esas intrigas, el 5 de febrero de 1824, las tropas rioplatenses de las fortalezas del Callao pertenecientes a la expedición libertadora de San Martín, acaudilladas al mando de un sargento de apellido Moyano, se levantan en motín del Callao argumentando falta de pago a los soldados. Esa sublevación liberó a los presos españoles que estaban recluidos en la fortaleza del Real Felipe y les entregó las instalaciones y las defensas del puerto. Las fuerzas realistas ocuparon Lima el 29 de febrero, para más tarde replegar su fuerza principal a la sierra central y sostener una guarnición en el Callao, cuyas defensas quedaron bajo el mando del militar español de José Ramón Rodil, en las que se le refugiaron varias facciones patriotas, inclusive el mismo Torre Tagle que se quedaría en la Fortaleza del Real Felipe donde murió al año siguiente en el sitio del Callao.

Ante la falta de respuesta del presidente Torre Tagle, el Congreso lo depone el 10 de febrero y entrega a Bolívar todo el poder político y militar.​ Acto seguido, el Congreso se inmola y entra en receso hasta que el Libertador lo convoque.32​ Bolívar se convirtió en la única y máxima autoridad en el Perú, nombrando como único Ministro General a José Faustino Sánchez Carrión.​ Bolívar nombrado jefe supremo, volvió a Pativilca y ordenó el repliegue generalizado del ejército unido a Trujillo y Huamachuco.

Formación del ejército

Monumento Simón Bolívar en Distrito de Pueblo Libre en Lima.

Desde Pativilca, Bolívar empieza las acciones para aumentar el Ejército Unido Libertador del Perú. Nombra como jefes principales del ejército unido a los generales grancolombianos Sucre, Córdova y Lara. Ningún peruano formó parte del estado mayor siendo que solo el general José de La Mar estuvo a cargo de la rama peruana del éjercito. Ello se debía a que el Libertador no sentía aprecio por los peruanos tal como se muestran en diversas cartas que envió.

Hiram Paulding (en), un marino inglés escribió en sus notas de la bitácora que supuestamente Bolívar le refirió sobre los peruanos «eran unos cobardes y que, como pueblo, no tenían una sola virtud varonil. En suma sus denuestos fueron ásperos y sin reserva... Luego me dijeron que siempre solía hablar así de los peruanos», pero en recientes aclaraciones se ha dejado entrever que estas aseveraciones tuvieron origen ante la lentitud y demora de los peruanos al reaccionar por su emancipación, pero esta aseveración cae en total contradicción con la gallardía demostrada en la batalla naval de El Callao, como hecho final que encumbró a la recién creada nación peruana como una república.

Bolívar escribió instrucciones precisas sobre todo lo referido a las armas del ejército, en sus cartas incluyó instrucciones desde cómo hacer las correas y cómo herrar los caballos. Así ordenó que los jefes militares tomaran del norte peruano los recursos necesarios, la mayoría fueron obtenidos mediante amenaza y otros fueron simplemente arrebatados de sus dueños. La orden de Bolívar respecto a utilizar la riqueza que hubiere en las iglesias dio lugar a abusos y saqueos por parte de los jefes militares grancolombianos.

Durante todo ese tiempo, la guerra se desarrollaba en el mar. El almirante Martin George Guisse, jefe de la escuadra peruana, destruyó los barcos de guerra españoles que asediaban las costas peruanas, permitiendo que llegasen pertrechos y refuerzos desde Colombia y asediando constantemente la fuerza realista de España en Perú; acantonada en el Callao bajo el mando de José Rodil.

El 2 de agosto, en la localidad pasqueña de Rancas, Bolívar pasa revista al ejército que logró armar y que contaba 12 000 hombres listos para acometer al ejército del virreinato del Perú, que desde principios de 1824 había quedado paralizado por la rebelión de Olañeta. El 6 de agosto se dio la batalla de Junín donde la caballería del ejército realista fue derrotada por primera vez en el Perú. El 9 de diciembre de ese año se pone fin al virreinato del Perú mediante la victoria en Ayacucho.

Perú y Bolivia independientes

Simón Bolívar por Antonio Salas.

Ya antes de la batalla de Ayacucho, Bolívar había vuelto a nombrar un gabinete ministerial.​ Para ello mantuvo a José Faustino Sánchez Carrión como ministro pero esta vez encargado de la Cancillería, Hipólito Unanue a cargo del Ministerio de Hacienda y al militar grancolombiano Tomás de Heres como ministro de Guerra. Su gobierno en el Perú se caracterizó por una gran represión contra el pueblo y sus opositores a la par que ejerció una gran injerencia tanto dentro del recién formado Poder Judicial y en la elección del Congreso. No obstante ello, el gobierno de Bolívar se caracterizó por la creación de instituciones básicas dentro de lo que sería la organización del naciente estado peruano.

El 10 de febrero de 1825, un año después de que el Congreso entrara en receso, Bolívar lo convoca de nuevo. Este Congreso sesionó por un mes antes de disolverse y dar por concluidas sus funciones el 10 de marzo.​ Durante este periodo, el Congreso autorizó la salida de 6000 soldados peruanos a la Gran Colombia, acordó la entrega de premios a los militares vencedores y emitió una resolución desentendiéndose del futuro que escoja el Alto Perú, la actual Bolivia.

El 20 de mayo de 1825, desde la ciudad de Arequipa, Bolívar convoca a elecciones para un Congreso General que debería reunirse el 10 de febrero del año siguiente.​ Sin embargo, ese día no se pudo inaugurar el nuevo congreso ya que el Libertador no estaba conforme con la incorporación de algunos diputados como Francisco Xavier de Luna Pizarro quien fue electo por el departamento de Arequipa. Recién en el mes de abril se logra reunir el Congreso pero sus sesiones preliminares fracasan ya que el gobierno declaró no válidos los poderes de los diputados de Arequipa, Lima, Cusco y otras provincias.

El 26 de mayo de 1826, el gobierno retira a los municipios el derecho de elegir a sus autoridades​ y poco después decreta que los prefectos convoquen a los colegios electorales de las provincias para que, cada una, apruebe directamente la Constitución Vitalicia elaborada por Simón Bolívar que lo nombraba como Presidente Vitalicio.

El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarca en el bergantín Congreso con dirección a Colombia dejando en el Perú un "Consejo de Gobierno" cuya misión era lograr la vigencia de la Constitución Vitalicia. Bolívar no regresaría más al Perú. El Consejo de Gobierno no logró que la Corte Suprema del Perú apruebe la Constitución Vitalicia y el nombramiento de Bolívar como Presidente Vitalicio por lo que recurrió al Cabildo de Lima que, presionado, dio validez a las actas de los colegios electorales y luz verde a la promulgación de la Constitución.​ Esta constitución solo tuvo vigencia hasta el 26 de enero del año siguiente cuando cae el Consejo de Gobierno y se convocan nuevas elecciones.

Durante su gobierno, Bolívar dio cumplimiento al acuerdo de "reposiciones" del ejército grancolombiano, en virtud de los cuales se debía reponer a este las bajas que sufriera durante las batallas libradas en el Perú, no solo por muertes en campo de batalla sino también por deserciones y enfermedad. Para ello, el Libertador ordenó el reclutamiento forzoso de peruanos para la formación de tropas y su posterior envío a Venezuela, ello se dio mientras se mantenían en el Perú las tropas grancolombianas.

Otras disposiciones

Efigies de Simón Bolívar en el Panteón de los Próceres en Lima.

Bolívar restituyó el Tributo indígena estableciendo su "reducción al monto que se pagaba en 1820", contribución que debían pagar los indígenas peruanos por el solo hecho de ser indígenas. José de San Martín había abrogado esa contribución el 27 de agosto de 1821 por lo que la norma no hizo sino reinstaurar un pago ya proscrito. Por otro lado, prohibió la mita y se garantizó como en las otras naciones recientemente independizadas la libertad de vientres, con la cual se garantizaba que los hijos de esclavos que sirvieran y se circunscribiesen y tuvieran en embarazo a sus esposas los hijos de estas uniones nacerían libres, y aquellos soldados que en anterioridad fuesen esclavos, se les concedería su libertad, como recompensa por sus leales servicios a la causa libertadora.

n el ámbito de la organización del Estado, Bolívar reemplazó el 6 de marzo de 1824 la Alta Cámara de Justicia que había reemplazado, por orden de San Martín, a la Audiencia de Lima. Esta Cámara dio origen a la Corte Superior de Lima y, luego de la batalla de Ayacucho, dio lugar a la Corte Suprema de Justicia. Bolívar nombró como presidente de esta a Manuel Lorenzo de Vidaurre, quien dejó varios escritos altamante halagüeños hacia el Libertador. Sin embargo, tal como pasó en el juicio que se llevó adelante por el asesinato de Bernardo de Monteagudo donde Bolívar interrogó directamente a los sospechosos y estableció sus condenas, el Libertador ejercía directa injerencia en la Corte Suprema. También creó la Corte Superior de Justicia de Trujillo,​ la Corte Superior de Justicia de Arequipa y la Corte Superior de Justicia del Cusco.​

Bolívar creó varios importantes colegios nacionales como el Colegio Nacional de Ciencias​ y el colegio Educandas​ en el Cusco, instituciones que fueron conocidas como los colegios bolivarianos. Igualmente fundó el Diario Oficial El Peruano, gaceta oficial del Estado Peruano. Expidió la primera Ley de Imprenta que logró reprimir toda fuente escrita que lo desfavoreciera. El reglamento de esa ley condenaba a seis años de prisión a los autores de los escritos que el gobierno considerase como subversivos y prohibía las sátiras contra disposiciones gubernamentales.

Dentro de las finanzas peruanas, el gobierno de Bolívar realizó dos actos principales. En primer lugar, se establecieron las recompensas para el ejército unificado, cuyo pago estuvo a cargo del Estado Peruano hasta mediados del siglo XIX y se negoció un empréstito con Inglaterra del que solo se recibió el 25 % del capital y se tuvo que pagar el íntegro más intereses. Bolívar recibió un país quebrado y su administración no mejoró ese punto.

Durante su gobierno se ejerció represión contra sus principales opositores. Así, se dispuso el destierro de Francisco Xavier de Luna Pizarro y de Mariano Necochea, el encarcelamiento del almirante Martín George Guisse, los hermanos Ignacio y Francisco-Javier Mariátegui y varios militares chilenos y argentinos así como la ejecución de personajes como el ministro de Torre Tagle, Juan de Berindoaga, vizconde de San Donás. Adicionalmente se tendió un manto de suspicacia respecto del asesinato de Bernardo Monteagudo.

Si bien Bolívar habría dispuesto la anexión de la provincia de Guayaquil a la Gran Colombia en 1822, después de la entrevista con el protector del Perú, José de San Martín, ya existía la Provincia Libre de Guayaquil, esfuerzo de Joaquín Olmedo, en 1820, antes de que el Perú y Ecuador fuesen liberados (lo que inició la disputa territorial entre Perú y Ecuador).

En 1825 los criollos de Alto Perú o Charcas deciden la creación un país autónomo, y rechazan pertenecer a Lima o a Buenos Aires. Así nace del Alto Perú, la creación de la República de Bolívar. ​Palabras de Jorge Basadre, «Bolivia tiene sus raíces en la Audiencia de Charcas, colocada primero bajo la égida del virreinato del Perú luego la del virreinato del Río de la Plata».

Una breve semblanza de Bolívar la presenta Jorge Basadre, historiador y político de Perú, diciendo que «la autenticidad del genio de Bolívar está en su polifonía. El guerrero, el hombre de sociedad, el orador, el escritor estaban ligados en él al político, al legislador, al forjador de amoríos. Y siendo bastante lo hecho y lo conseguido, no se contentaba con ello; era siempre una semilla apasionada de sueños y de grandezas».

Vida política en Bolivia y otros países liberados

Con el ingreso de Sucre al Alto Perú, el 3 de febrero de 1825, se promulgó un decreto que llama a una asamblea deliberante para que las provincias que la conformaban pudieran decidir su suerte. Luego de muchos incidentes el 10 de julio de 1825 la asamblea constituyente se reúne en Chuquisaca en la ciudad de La Plata (Charcas). Dicha asamblea sesiona durante los meses siguientes hasta lograr el consenso mayoritario de erigirse como Estado soberano e independiente de todas las naciones, tanto del viejo como del nuevo mundo. El 6 de agosto de 1825 el Congreso del Alto Perú creó la República de Bolívar que luego se cambió de nombre a Bolivia.

Monumento conmemorativo en la Quinta de San Pedro Alejandrino, lugar donde falleció Bolívar. Santa Marta, Colombia.

La Constitución de 1826 fue escrita por el mismo Bolívar. Asimismo, se nombró como primer presidente a Simón Bolívar quien gobernó el país por poco tiempo delegando sus funciones a Sucre, hasta que el Congreso nombró a este último presidente el 26 de mayo de 1826. También en 1826 Bolívar convocó al Congreso de Panamá, conocida como la primera conferencia hemisférica.

Cuando iba camino de Venezuela, llamado por el estallido de la sublevación de la Cosiata, que había tenido lugar el 30 de abril de 1826, en Perú le nombraron presidente vitalicio el 30 de noviembre de ese año, pero el Libertador no aceptó. Siendo nombrado Presidente de Perú el general Andrés de Santa Cruz el 28 de enero de 1827.

Pero a partir de 1827 debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución, explotaron conflictos políticos que terminaron por destruir las perspectivas de una unión sudamericana por la cual Bolívar había luchado.

Ya en Venezuela, indultó a los comprometidos en la Cosiata y el 1 de enero de 1827 sostuvo en el cargo de jefe superior civil y militar a Páez. Reformó los estatutos de la Universidad de Caracas (actual Universidad Central de Venezuela) y se dirigió a Santa fe de Bogotá el 5 de julio siguiente para convocar una convención que debía crear una nueva constitución y el restablecimiento de la concordia nacional después de las batallas contra los españoles y las discordias entre los partidos. Bolívar no regresó nunca a Venezuela.

La convención se reunió en Ocaña el 9 de abril de 1828, desde el comienzo de la reunión, los asistentes se dividieron en tres fracciones: la primera estaba dirigida por el general, Francisco de Paula Santander, Vicepresidente de la Gran Colombia que defendía una concepción federalista del gobierno; la segunda, capitaneada por el propio Simón Bolívar, abogaba por un gobierno Central; y, por último, una tercera, la de los independientes, en la cual militaban Joaquín Mosquera y los indefinidos. La Convención fracasó porque ninguna de las propuestas para una nueva constitución fue aceptada; por esa razón, los seguidores de Bolívar resolvieron ausentarse de Ocaña el 10 de junio de 1828 y la reunión se quedó sin el cuórum reglamentario.

El 9 de agosto de 1828 Bolívar decretó una ley que prohibía a los ciudadanos españoles contraer matrimonio en la Gran Colombia. Esta ley fue derogada en el Congreso de Venezuela en 1831.

Bolívar prohibió la circulación de las obras de Jeremy Bentham en las universidades de Colombia por considerarlas nocivas para la juventud y esto aunque Bentham fue uno de los pocos pensadores europeos famosos de la época que apoyaron la independencia. También firmó un decreto por el que el gobierno había de promover y proteger el catolicismo como la religión de los colombianos.

Creyendo que mediante su acción podría imponer el orden y mantener la unión de la Gran Colombia, Bolívar se declaró a sí mismo dictador el 27 de agosto de 1828, mediante el Decreto Orgánico de la Dictadura y queda abolida la Vicepresidencia de la República.

Intento de asesinato y declive

Manuela Sáenz, quiteña que rescató a Bolívar de un intento de asesinato.

El 25 de septiembre de 1828, en Bogotá, se llevó a cabo un atentado contra su vida, conocido como la Conspiración Septembrina, de la cual resultó ileso gracias a la ayuda de su amante, Manuela Sáenz, quiteña que recibió en 1821 la orden de Caballeresa del Sol del general José de San Martín y que a raíz del suceso con Bolívar fue llamada por él «La Libertadora del Libertador». Bajo la ventana de la residencia de Bolívar, frente al actual Teatro Colón, por donde realizó su escape, fue puesta una placa con la inscripción del cuadro lateral. Pasó la noche escondido en un caño en lo que es conocido hoy en día como el eje ambiental de Bogotá.

Bolívar inicialmente intentó perdonar a los que fueron considerados como conspiradores, miembros de la facción «santanderista». Eventualmente se decidió someterlos a la justicia marcial, después de la cual debieron ser fusilados los acusados de ser los directos implicados, algunos sin que quedara plenamente establecida su responsabilidad. El mismo Francisco de Paula Santander, quien había sabido con antelación de la conspiración y no se había opuesto directamente a ella por sus diferencias con Bolívar, partió al exilio.

Después de los hechos, Bolívar siguió gobernando en un ambiente enrarecido, acorralado por disputas fraccionales. Las revueltas continuaron. En esta situación, la Gran Colombia le declaró la guerra al Perú y el presidente de este país, José de La Mar, invadió Guayaquil, pero fue vencido por Antonio José de Sucre en la batalla del Portete de Tarqui el 27 de febrero de 1829. Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de 1830 y José Antonio Páez ocupó la presidencia de ese país desterrando a Bolívar.

Bolívar dimitió de la presidencia el 20 de enero de 1830 en el Congreso Admirable pero esta no fue aceptada hasta el 4 de mayo de 1830 concediéndosele una pensión de 3000 pesos anuales. El 8 de mayo de 1830, Bolívar partió de Bogotá acompañado de un grupo de amigos y políticos con solo 17 000 pesos, producto de la venta de su vajilla de plata, sus alhajas y sus caballos. El vicepresidente de Colombia Domingo Caicedo le envió a Bolívar su pasaporte, pues este tenía la intención de volver a Europa. En junio llegó a Cartagena, donde los lugareños le animaron a seguir luchando, mientras que en Bogotá continuaba la campaña en su contra.

El 1 de julio el general Mariano Montilla informó al Libertador del asesinato de Antonio José de Sucre, noticia que afectó profundamente a Bolívar. A fines del mes vio publicada en la prensa la resolución del Congreso venezolano de romper relaciones con Colombia mientras el Libertador permaneciera en suelo colombiano, pero sus seguidores lo convencieron de no partir de Colombia.

Muerte

Artículo principal: Muerte de Simón Bolívar

Historia oficial

Muerte de Simón Bolívar, por Antonio Herrera Toro.

El traslado de los restos de Bolívar de Santa Marta a Caracas.

La historia oficial relata que luego de su renuncia y de recibir la noticia del asesinato de Sucre, solo y desengañado, Bolívar había decidido dirigirse a Europa, pero su salud empeoró rápidamente, razón por la cual aceptó la invitación del español Joaquín de Mier y Benítez, quedándose en la Quinta de San Pedro Alejandrino, al suroccidente de la ciudad de Santa Marta, donde llegó el 1 de diciembre de 1830, en la Goleta Manuel, escoltada por el buque USS Grampus (1821) de la Armada de los Estados Unidos. Allí fue atendido por el médico francés Alejandro Próspero Révérend, en consulta con el Dr. M. Night, médico militar del USS Grampus. Siempre según el relato oficial, poco más de dos semanas después de haber llegado a Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830, Bolivar murió de tuberculosis. Los datos sobre los últimos días del Libertador, están tomados del libro que el Dr. Révérend publicó en 1866, en París, sobre la muerte de Bolivar, titulado La última enfermedad, los últimos momentos y los funerales de Simón Bolivar, Libertador de Colombia y del Perú, donde detalla la evolución de la salud de Bolivar en sus últimos días, su muerte, autopsia y entierro.​

Boceto de Bolívar a la edad de 47 años hecho en vida por José María Espinosa en 1830.

Bolívar llegó a Santa Marta en estado de postración el 1 de diciembre de 1830, tras una penosa travesía por el río Magdalena desde Bogotá. A pesar del buen clima y las atenciones recibidas, su salud empeoró a los pocos días, teniendo algunos momentos de lucidez que le permitieron dictar su testamento y su Última proclama, donde un Bolívar gravemente enfermo clamaba porque su muerte, por lo menos, permitiera la consolidación de la unión y la desaparición de los partidos.

Finalmente, el Libertador Simón Bolívar falleció de tuberculosis el 17 de diciembre de 1830, a los 47 años de edad, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta. «A la una y tres minutos de la tarde murió el sol de Colombia», según rezó el comunicado oficial.

Allí el Dr. Révérend realizó una autopsia sobre su cuerpo en la Aduana, extrajo sus órganos para guardarlos en recipientes y estableció sin lugar a dudas que la causa de muerte fue una "tisis tuberculosa", derivada de un catarro pulmonar mal curado, que se convirtió en crónico.

El día 24 de diciembre, el secretario general de la Comandancia de Santa Marta escribió un relato de los hechos sucedidos luego de la muerte de Bolívar, informando que su cadáver fue trasladado al edificio de la Aduana, donde se le practicó la autopsia y fue embalsamado, luego de lo cual se realizó en el mismo lugar el velorio del cuerpo, vestido con insignias militares, durante dos días, con la presencia masiva de la población, siendo enterrado el día 20. El entierro se realizó con un desfile militar hasta la catedral, donde fue enterrado sin la presencia del obispo.

Dudas y exhumación del cuerpo

La historia oficial sobre la muerte de Bolívar generó dudas en algunos historiadores. En particular la actuación del médico Alejandro Próspero Révérend y la tuberculosis, a qué se le atribuyó ser la causa de muerte del Libertador. También generó dudas la ausencia de otros médicos, la razón de la presencia del buque de guerra estadounidense USS Grampus y el papel jugado por el médico militar del buque, de apellido Night.

En 2007 el historiador venezolano Jorge Mier Hoffman, descendiente de Joaquín de Mier y Benítez, el español en cuya casa Bolívar murió, publicó un libro titulado La carta que cambiará la historia, en donde formula serias dudas en torno a la versión oficial de la causa y las circunstancias de la muerte de Simón Bolívar.

Poco después el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, informó públicamente que había leído el libro y que consideraba necesario exhumar los restos de Bolívar, para establecer si se trataban realmente de los restos del Libertador y si era cierto que había muerto de tuberculosis.

El 28 de enero de 2008 el presidente Chávez dictó el Decreto Nº 5834, creando una comisión científica, presidida por el genetista español José Antonio Lorente, con la misión central de exhumar los restos de Bolívar, establecer la identidad de los mismos y verificar si la tuberculosis fue efectivamente la causa de su muerte, y en caso negativo buscar indicios de la causa efectiva de su muerte, especialmente trazas de presencia de arsénico, que pudieran indicar un posible envenenamiento. Dos años después, el 16 de julio de 2010, fueron exhumados los restos atribuidos a Simón Bolivar que se encontraban en el Panteón Nacional de Venezuela ubicado en Caracas.

El 25 de julio del 2011 el vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua leyó por cadena nacional los resultados del informe preliminar de la Comisión Presidencial y varios de sus miembros expusieron públicamente tanto los resultados, como los métodos científicos y técnicos utilizados. Los resultados más destacados fueron que los restos estudiados pertenecían a Bolívar y que no padeció tuberculosis y por lo tanto tampoco fue esa la causa de muerte, como había afirmado el médico que lo atendió y realizó la autopsia y la historia oficial durante casi dos siglos.

Disolución de la Gran Colombia

Artículo principal: Muerte de Simón Bolívar

En 1831, un año después de la muerte de Bolívar, la Gran Colombia —que estaba en disgregación debido a las disputas políticas internas que fragmentaron el orden constitucional— fue legalmente disuelta. Se establecieron así las tres repúblicas de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, que quedarían bajo el liderazgo e influencia del neogranadino Francisco de Paula Santander (regresado del exilio), del venezolano José Antonio Páez, y de Juan José Flores en Ecuador, respectivamente.

Mandatos

Bolívar en el tiempo a cargo del gobierno de las nuevas repúblicas hispanoamericanas.

Mandatos

Los despojos mortales de Bolívar recibieron cristiana sepultura en el altar mayor de la suntuosa catedral Basílica de Santa Marta y allí permanecieron hasta el 22 de noviembre de 1842, cuando fueron exhumados para trasladarlos a su país de origen, Venezuela, cumpliéndose así el mandato de su testamento.

Monumento a Simón Bolívar, con una corona de flores del Gobierno de Venezuela con motivo del aniversario de su muerte, en la plaza de Venezuela de Bilbao (España).

Sus restos llegaron a Caracas el 16 de diciembre de 1842 en medio de una gran conmemoración oficial y fueron inhumados en la cripta de la Santísima Trinidad de la catedral de Caracas, santuario de mucha advocación de la familia Bolívar, que guarda las cenizas de sus padres, de su esposa María Teresa Rodríguez del Toro y de sus dos hermanas. Allí permanecieron en medio de plural satisfacción, hasta el definitivo traslado al Panteón Nacional, el 28 de octubre de 1876, durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco.

En 1947 el constituyentista Andrés Eloy Blanco pidió ante el Congreso que los restos de Bolívar no debían estar en un sarcófago en un material tan innoble como el plomo. En 1972 fue abierto el sarcófago (no la urna que contiene sus restos) y esta se cubrió con una bandera de Venezuela elaborada en Gran Bretaña.

El 16 de julio de 2010, los restos mortales de Bolívar fueron exhumados por orden del gobierno de Hugo Chávez para su análisis y tratar de comprobar si en realidad murió por causas naturales o fue asesinado. También se realizaron pruebas de ADN. Asimismo, fue cambiada la urna de plomo por otra hecha de metacrilato sellada al vacío con detalles en oro y esta será colocada dentro de otra urna hecha de madera de cedrillo llanero, árbol maderero oriundo de Venezuela, con un escudo de oro.​ A partir del día 24 de julio de 2010, una nueva bandera de Venezuela, bordada por mujeres en siete zonas diferentes del país, cubre los restos mortales de Simón Bolívar.

El 15 de julio de 2011, la unidad criminalística del Ministerio Público de Venezuela que exhumó los restos de Bolívar informó que la causa de muerte no fue tuberculosis como lo diagnosticó el médico que lo atendió en 1830 sino un trastorno hidroelectrolítico. Otras fuentes oficiales indicaban que la causa de la muerte no pudo determinarse. El vicepresidente Jaua declaró que en los huesos no se encontraron rastros de tuberculosis crónica, aunque no descarta una “tuberculosis sistémica mucho más virulenta” que no habría llegado a penetrar los huesos.

El 24 de julio de 2012, el presidente de Venezuela Hugo Chávez presentó, en una transmisión conjunta de televisión, una imagen del rostro de Bolívar reconstruida digitalmente a partir del estudio antropomórfico de su cráneo que se realizó tras la exhumación de sus restos en 2010, el cual se puede ver en la página oficial del Gobierno Bolivariano de Venezuela junto con un informe preliminar elaborado por la doctora Yanuacelis Cruz y el doctor José Monque que no es concluyente acerca de la enfermedad que le llevó a la muerte.

Mandatos

Monumento a Bolívar en Ciudad Bolívar.

En general, Bolívar tuvo que compaginar en muchas ocasiones las obligaciones políticas con las militares por lo que muchas veces se ven entremezcladas entre sí. Sin embargo, la trascendencia de sus ideales políticos ha desembocado en un culto al personaje, vigente en muchas naciones latinoamericanas que se consideran herederas de su obra.

Su obra política ha sido analizada principalmente a través de la copiosa correspondencia, informes y discursos que realizó a lo largo de su vida. Así, el Manifiesto de Cartagena, la Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura están consideradas sus principales exposiciones políticas.

La gran cantidad de bibliografía bolivariana contrasta con la monotonía interpretativa y la infiltración de anécdotas que han servido para estructurar el culto bolivariano. Son pocas las obras históricas de carácter crítico sobre la vida y obra de Simón Bolívar. El romanticismo literario ha tenido mucho que ver con este proceso de idealización realizado por escritores que no eran historiadores y que crearon al principio la corriente de culto a Bolívar.

Culto a la personalidad

La figura y pensamiento de Bolívar han sido evocadas en América Latina por distintas corrientes políticas para defender sus ideas y proyectos, que van desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha.

El historiador Germán Carrera Damas ha descrito el proceso de formación del culto a la personalidad de Simón Bolívar. Otro historiador venezolano, Manuel Caballero, también dedicó varias obras a analizar la propagación de ese culto para fines políticos por parte de diversos grupos en Venezuela y fuera de ella.

Ya Páez, pese a sus conflictos con Bolívar, usó su figura para unificar a la población bajo su mando. Durante mucho tiempo numerosos parlamentarios venezolanos se habían negado a rendir culto a Bolívar. Recién el 30 de abril de 1834 los congresistas en tordo a Páez consiguieron aprobar un decreto que permitía el culto al llamado Libertador.76​ El decreto estipulaba, además, que Bolívar 'regresase' al congreso, al menos en forma de estatuas de mármol.

El 30 de abril de 1842 José Antonio Páez firmó un decreto en el que, entre otras cosas, se ordenaba repatriar los restos de Bolívar, llevar luto por ocho días si se era empleado público, celebrar un aniversario fúnebre en toda capital de provincia y dar días de luto a todos los empleados. Además, se ordenaba erigir efigies de Bolívar en todos los salones del Congreso y del Ejecutivo.

Páez no consiguió cambiar el nombre de Caracas por el de Ciudad Bolívar. Angostura sí recibiría este nombre en 1846.

El historiador Damas habla de una «concepción teológica de la historia» en la que se veía a la Independencia como obra titánica de un solo hombre. El historiador alemán Norbert Rehrmann comenta: «en los primeros años de la reconstrucción eran evidentes las ventajas de semejantes visiones. Después de todo, a todos los que iban contra estos mandamientos, los amenazaba el castigo del creador, aunque fuese en la forma de sus representantes en la tierra».

Guzmán Blanco fue el segundo caudillo después de Páez que volvió a aumentar el culto a Bolívar. Se introdujo la moneda de El Libertador, que luego se llamaría Bolívar. Guzmán Blanco, que quería afianzar el centralismo, renombró la plaza mayor plaza Bolívar y encargó en Italia una estatua ecuestre de Bolívar para que ocupara el centro de ese espacio.

La sacralización de la figura de Bolívar es, sin embargo, muy notable en Venezuela, siendo utilizada por los gobiernos para justificar sus proyectos políticos y sociales. Son notorios los esfuerzos realizados en este sentido por el presidente Hugo Chávez, quien ha intentado conferir a la figura de Bolívar un carácter sagrado, haciendo de él un personaje intocable. Como parte de esta concepción, se introdujo el adjetivo bolivariano para definir al estado venezolano surgido a partir de la Constitución de 1999.

Bolívar según Karl Marx

“canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es un verdadero Soulouque”... “La fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar” —Carta de Marx a Engels de fecha 14 de febrero de 1858

En el artículo biográfico sobre Bolívar, titulado Simón Bolívar y Ponte, escrito por Karl Marx para la New American Cyclopedia, se lo presenta de una manera sumamente crítica. Marx comienza diciendo que Bolívar nació en una familia de «nobleza criolla en Venezuela» y que como era «costumbre de los americanos ricos de la época, a la temprana edad de 14 años, fue enviado a Europa». A lo largo del artículo se comenta cómo Bolívar abandonó a sus tropas en varias oportunidades y se señala que después de llegar a Caracas en 1813, «la dictadura de Bolívar pronto demostró ser una anarquía militar, dejando los asuntos más importantes en manos de los favoritos, quienes despilfarraban las finanzas del país, y luego recurrían a mecanismos infames para poder restaurarlas».

“No puede andar mucho a pie y se fatiga pronto. Le agrada tenderse o sentarse en la hamaca. Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le deleita. En la adversidad, y cuando está privado de ayuda exterior, resulta completamente exento de pasiones y arranques temperamentales. Entonces se vuelve apacible, paciente, afable y hasta humilde. Oculta magistralmente sus defectos bajo la urbanidad de un hombre educado en el llamado beau monde, posee un talento casi asiático para el disimulo y conoce mucho mejor a los hombres que la mayor parte de sus compatriotas”

Ducoudray Holstein

Otras citas de Marx: “A las 2 p. m., encontrándose (el prócer Francisco) Miranda profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar (…) lo engrillaron y entregaron a Monteverde (…) valió a Bolívar el especial favor de Monteverde, a tal punto que cuando el primero le solicitó su pasaporte, el jefe español declaró: ‘Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda’ (…) como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar, en la cual asuntos más importantes quedaban en manos de favoritos que arruinaban las finanzas públicas (…) apenas tres meses después el Libertador había perdido su prestigio (…) aunque la ciudad (Bogotá) había capitulado, Bolívar permitió a sus soldados que durante 48 horas la saquearan (…) Cuando los cazadores de Morales dispersaron la vanguardia de Bolívar, este (…) perdió ‘toda presencia de ánimo y sin pronunciar palabra, en un santiamén volvió grupas y huyó’ (…) Sin embargo Piar, el conquistador de Guayana, que otrora había amenazado con someter a Bolívar ante un consejo de guerra por deserción, no escatimaba sarcasmos contra el ‘Napoleón de las retiradas’ (…) Valiéndose de la violencia, pero también de la intriga, de hecho logró imponer, aunque tan solo por unas pocas semanas, su código (Constitución) al Perú”.

Hay que señalar que Marx no poseía datos de primera mano sobre su biografiado y que utilizó la descripción poco favorable dada por el general francés Ducoudray Holstein. Numerosos autores marxistas latinoamericanos no dudan en achacar también a prejuicios eurocéntricos estas opiniones tan críticas.

Honores

Simón Bolívar ha sido honrado muchas veces incluso a título póstumo con realizaciones tales como:

Monumento conmemorativo a Simón Bolívar, Puente de Boyacá, Colombia.

Monumento a Bolívar en la ciudad de Panamá.

Palacio Bolívar, en la ciudad de Panamá.

Monumento en Buenos Aires.

Monumento a Bolívar en el Parque Seminario en Guayaquil.

Monumento a Bolívar en Sevilla.

Estatua de Bolívar en Lisboa, Portugal.

Busto del Libertador en el parque Simón Bolívar (Bogotá, Colombia).

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